El amanecer es el mejor momento del día. El sol aparece lentamente como el mago encuentra a la pequeña paloma de la chistera y vuela lentamente entre los aplausos, con miedo por aquel ruido, y maravillado, por la gran expectación. No es una muy buena comparación, pues este sucede mucho mas rápido, y seguramente sin mucha menos expectación, son las seis de la mañana, y todos aquí están durmiendo, sentada en el gran estanque observo como los pequeños rayos del sol dejan su reflejo, lentamente, por entre la orilla del lago, haciendo este pequeño paisaje, como en el mas acogedor que nadie jamás haya visto.
Intento mirar a las nubes, que se tillen de matices de varios colores, naranja, pero no es del todo de este color, aparecen mas matices rojos, y algunos rosas también. No tienen un único color, ni hoy ni nunca, desde que era niña están compuestas de más de un color, y si me fijo, y pongo más atención, puedo ver como aparece el color que yo desee. Deberíamos aprender de las nubes, a ellas no las importa vivir entre varios colores, entre varios matices, al final la vida siempre crece entre estos.
¿He dicho ya que el amanecer es el mejor momento del día? Kira piensa que estoy loca por ello, dice que no hay nadie normal, que se levante a las seis de la mañana para ver a este, y menos una señorita como yo. Pero no lo llego a entender, me da igual ser una señorita que ser una mota de polvo, me encanta ser la primera en saludar al mundo, la primera en despertarme con el mundo… ¡Buenos días mundo!
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