Hay una fina y estrecha línea ente el cielo, y el infierno.
Me di cuenta de que la había traspasado en el momento en el que la suave y fina brisa de la luz, se convirtió en el abrasador y pesado fuego de la noche.
A veces las cosas no son como todos imaginamos, hay veces que la elección correcta es la más dolorosa, entonces elegimos la mala y dejamos de hacernos daño a nosotros mismos, aunque hagamos daño a los demás. Pero este es el precio para descender al infierno, nunca caer fue tan difícil.
-No creo que pueda hacerlo.
-¿Cómo que no puedes hacerlo?
-No, lo siento, pero no puedo hacerlo, yo no…yo no quiero esto.
Resopla pesadamente.
-Deja de hacerte la tonta, y hazlo ya-levanta la voz-no tengo mucha paciencia.
-No soy como tu.
Sonríe, torturándome con aquella sonrisa.
-Ahora si lo eres.
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